Maíz transgénico, fuera de México

Excelsior 03-03-2023 Opinión del experto nacional Por Fadlala Akabani*

Para las más florecientes culturas mesoamericanas (Olmeca, Maya y Azteca) la posibilidad de abandonar la vida nómada llegó con el desarrollo de la agricultura a partir de la domesticación del teocintle, ancestro silvestre del cereal fundamental en la alimentación y la articulación cultural del México prehispánico, el maíz. La cosmogonía maya deja ver en el Popol Vuh la importancia del maíz, al ser este alimento el material definitivo con el que fueron creados los hombres por los dioses.

Los primeros mexicanos, desde hace más de 10 mil años, dentro del Eje Neovolcánico (un territorio rocoso que atraviesa a México del Pacífico al Atlántico por medio de los estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, México, Hidalgo, Morelos, Tlaxcala, Puebla, Veracruz y la Ciudad de México) comenzaron a domesticar una planta silvestre y autóctona que, actualmente, a nivel nacional es el único cultivo con presencia en las 32 entidades de la República con un consumo per cápita de 146 kilos de maíz cada año. A nivel global, el maíz —de México para el mundo— es el cereal más cultivado (incluso por encima del trigo y el arroz, indispensables para la dieta europea y asiática, respectivamente) con una producción anual de 850 millones de toneladas en grano en una superficie superior a los 162 millones de hectáreas.

Claramente es Estados Unidos, la principal potencia productora con 383.9 millones de toneladas anualmente, seguida por China y Brasil con 272.3 y 88.4 millones de toneladas, respectivamente. Bajo la coyuntura internacional, en la que la disputa por la hegemonía global entre las potencias militares (Estados Unidos/Europa vs. Rusia/China) está alterando las cadenas de suministro, que, entre otros factores, contribuye a alimentar la espiral inflacionaria global, por lo cual es imprescindible incrementar el grado de autonomía alimentaria.

El abandono del campo mexicano en que incurrieron los gobiernos neoliberales generó una situación en que el país, cuyo territorio y habitantes dieron origen al maíz, se convirtió en importador de su cereal originario; contundente prueba que deja claro que el régimen neoliberal se concentró en hacer de nuestro país una neocolonia dependiente de las decisiones e intereses de Estados Unidos, su gobierno, comercio e industria.

En México hay 59 diferentes subtipos de maíz registrados y prácticamente miles de variantes silvestres; sin embargo, no contamos con la autosuficiencia para abastecer la demanda del mercado nacional, especialmente en las industrias ganadera y alimentaria que anualmente importan en torno a unos 17 millones de toneladas de maíz transgénico, que en 2022 rompieron récord con un volumen total de 4,259 millones de dólares y un crecimiento interanual de 12.3%, de acuerdo con datos del Banco de México.

El maíz amarillo proveniente de Estados Unidos está genéticamente alterado, de ahí su clasificación como transgénico, con el objetivo de incrementar su volumen y acelerar su proceso de crecimiento. Algunos subtipos de maíz transgénico son capaces de resistir al glifosato, un potente herbicida que ha demostrado ser un elemento cancerígeno en seres humanos.

Ante el decreto presidencial (febrero, 2023) para prohibir la importación de maíz transgénico a México para consumo humano, oposición y prensa nacional (en su inmensa mayoría) se han mostrado nuevamente más comprometidas con sus propios intereses que con el desarrollo y bienestar de nuestro país, dedicándose a criticar sin fundamentos la medida y tomando un vil papel de lacayos de la industria agrícola norteamericana, haciendo por ellos el trabajo sucio de legitimar la introducción a México de un alimento que es peligroso para el consumo humano, perjudicial para la biodiversidad y el medio ambiente, así como un factor limitante para el crecimiento de la industria agrícola mexicana. Poco menos se podría esperar de quienes aún tienen el descaro de defender a criminales sentenciados como García Luna y aún no juzgados como Felipe Calderón, que permitieron y alentaron la introducción de armas, violencia, sangre y muerte a nuestra realidad cotidiana.

Verdaderamente preocupado por el bienestar del pueblo de México y no obcecado por desafiar al gobierno de Joe Biden —como irresponsablemente afirman oposición y comentocracia— el presidente López Obrador emitió un decreto (diciembre, 2020) para eliminar paulatinamente el glifosato de la industria agroalimentaria nacional, con el objetivo de erradicar su uso en 2024, por lo tanto, la restricción del maíz transgénico para consumo humano en México es avanzar y prevenir un grave problema de salud como el cáncer.

A nivel económico, representa una oportunidad para el campo mexicano de probar que es capaz de proveer con la demanda local; a nivel político es un acto legítimo de soberanía frente a Washington, y a nivel socio-ambiental es un paso adelante para dignificar la biodiversidad y riqueza cultural de México.

*Twitter: @FadlalaAkabani