Austericidio ambiental

Inforural 8 julio, 2021

JAVIER MARTÍNEZ. NEXOS

De 2015 a la fecha, el presupuesto para fines ambientales, en particular el destinado a combatir los siniestros en los bosques del país, ha ido en descenso. Tal situación se ha agravado con la política de austeridad del gobierno actual y, en conjunto con los factores naturales, convergen para que éste sea un año particularmente complicado en el manejo de los incendios forestales y sus efectos. En concreto, coinciden la reducción presupuestal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la suspensión del Programa de Empleo Temporal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) y las sequías de este año.

Ilustración: Raquel Moreno

En primer lugar, el presupuesto aprobado para la Conafor cumple siete años consecutivos con reducciones en términos reales. Comparado con 2014, el monto asignado ha disminuido 77 %. La reducción se ha acelerado en los últimos años: en lo que va de este gobierno, se ha reducido un 46.5 %. Además, las presiones presupuestarias para el combate a los incendios se han visto agravadas con la desaparición del Programa de Empleo Temporal (PET), el cual servía para contratar brigadistas eventuales para combatir incendios forestales.

Adicionalmente, el Congreso de la Unión decretó la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) sin establecer algún mecanismo que reemplace su función. A partir del 1 de enero, este fideicomiso estuvo imposibilitado para contraer nuevos compromisos y tuvo hasta el 30 de junio para transferir los recursos restantes a la tesorería. En consecuencia, las zonas afectadas por incendios y otros fenómenos naturales se quedaron sin este medio para atender la infraestructura y las viviendas dañadas.

Como reconoció el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, es necesario pensar en cómo fondear las emergencias. Sin embargo, el Gobierno Federal no ha implementado ningún mecanismo concreto para afrontar los daños causados por las catástrofes naturales después de la desaparición del Fonden. Mientras tanto, los desastres no paran: tan sólo en lo que va del año la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) ha declarado trece emergencias. Cinco de ellas fueron por incendios forestales. En Oaxaca se presentaron tres declaraciones ante los incendios en varios municipios, donde al 17 de junio habían sido afectadas 26 199 hectáreas.  La última declaratoria fue en trece municipios de Oaxaca entre febrero y abril con una afectación en alrededor de 11000 hectáreas. Dos emergencias más corresponden a los sucesos en la sierra de Arteaga. Ahí se estima que han sido dañadas 12 000 hectáreas de bosque. No obstante, estas catástrofes no serán atendidas con el Fonden u otro vehículo financiero.

Por si la situación no fuera suficientemente complicada, la Comisión Nacional Forestal advirtió en febrero que sería un año de sequía atípica por las bajas temperaturas y pocas precipitaciones debido al fenómeno ENOS-La Niña.Por ello, se esperaba que las condiciones en este año fueran similares a las de 2011 y 1998, periodos con el mayor número de incendios y la mayor cantidad de superficie afectada por estos sucesos. Como puede observarse en la siguiente gráfica, 1998 es el año con mayor número de incendios con 14 445 y 2011 es el segundo con 12 113. Como consecuencia, en 1998 hubo 849 632 hectáreas afectadas y en 2011 casi un millón.

El reporte de la vigésimo cuarta semana de 2021 de la Conafor indica que a la fecha de corte han sucedido 6016 incendios forestales y, en consecuencia, han sido afectadas 469 636 hectáreas. Afortunadamente, estas cifras no han superado la situación de 2011 y 1998 gracias a que en el último mes ha habido precipitaciones por arriba de lo esperado. Sin embargo, en lo que va 2021 ya se superó el promedio anual de superficie afectada por incendios de los últimos 30 años (306 220 ha.) y, comparado con las mismas semanas de los años anteriores, es el quinto mayor.  Además, los incendios han sido los más devastadores: cada siniestro ha dañado, en promedio, 78.1 hectáreas en la primera mitad del año.

En suma, el país se enfrenta a un año particularmente susceptible a la propagación de los incendios. Sin embargo, hoy la Comisión Nacional Forestal cuenta con menos presupuesto en términos reales, se suspendió el Programa de Empleo Temporal y se desapareció el Fondo de Desastres Naturales. Ante ello, es imprescindible que en lo inmediato se reconozca la magnitud del problema y se garantice la suficiencia presupuestal y de personal para afrontar los efectos que ha dejado la temporada de incendios y que hasta el momento no han sido atendidos.

Una vez resuelta la situación actual, queda pendiente que el Gobierno Federal construya un mecanismo financiero que, por un lado, sustituya al Fonden en la labor de atender las consecuencias de las catástrofes y, por otro lado, garantice los recursos suficientes para enfrentar los incendios forestales extraordinarios que inevitablemente afrontaremos en el futuro. De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), existe un notable aumento del número y la dimensión de los incendios forestales y se espera que en los siguientes años esto continúe. En México, esta tendencia se ha manifestado: en el último lustro ocurrieron cuatro de los seis años con mayores superficies afectadas por incendios. Ante ello, es imperativo reforzar las capacidades institucionales para prevenir y enfrentar estos fenómenos.

Javier Martínez
Politólogo por el CIDE e integrante de la Unidad de Investigación Aplicada de MCCI